18 abril 2005

La vuelta a América e 15 días. Día 1: Las Vegas (esta vez en serio)

El taxi nos iba acercando al hotel, y nosotros lo íbamos buscando como locos, porque la verdad es que lo que habíamos visto en la página web nos llenaba de ilusión. Porque oye, si vas a Las Vegas, sabes que tu hotel va a ser una horterada, así que decidimos hacerlo bien y elegimos el hotel más hortera, con más colorines y con más white trash de la ciudad. Y eso es un mérito. ¿Nuestra elección? Ya os puse un link en el post anterior, así que algunos ya lleváis días muertos de envidia. Sí, chavales: teníamos la reserva hecha en el Excalibur, el hotel más clasudo de Sin City:

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Como véis, todo un sueño de lujo y buen gusto. Y luego nos quejamos de Benidorm. La entrada se hace a través de una pasarela guardada por dos caballeros con armadura y caballo incluídos (de madera todo, eso sí). Justo encima de la entrada, en una ventana grande de la torre del centro (si pincháis en la segunda foto, podréis apreciar la maravilla) hay un monigote de Merlín asomado que lanza rayos de neón azules y rojos. Y todo esto sin todavía poner un pie dentro del hotel, no me digáis que no me tenéis envidia.

Nada más entrar, te encuentras de morros con toda la decoración medieval en cartón piedra y neón, desde los dos enormes dragones morados de la entrada hasta los cientos de tragaperras medievales. Porque esa es otra: para llegar a tu habitación tienes que pasearte por todo el casino, que es descomunal y está lleno de gente en camisetas, chanclas, gorras etc. bebiendo budweiser y regoldando a la vez que juegan al black jack. Igualito que Biarritz, vaya.

Después de dejar las maletas, nos fuimos a dar una vueltecilla por la avenida principal (¿única?) antes de tontear un rato en el casino y acostarnos. El paseo nocturno es a la vez curioso y deprimente. Os juro que después de una hora andando bajo tanto neón y cartón piedra te entra una desazón rarísima, como de no saber qué coño haces allí. No sé si es porque todos los edificios son auténticos adefesios (de luz y de coloooor, que diría marisol) o porque no ves casas, bares, nada que te recuerde a la civilización. Además, todo el mundo que vi trabajando en Vegas tenía una pinta de amargao que pa qué. Con peinados ochenteros, bisutería, caras y voces más trabajadas que las del Sabina... Mucha felicidad, vaya.

Los hoteles que más contribuyeron a mi depresión fueron el Aladdin con su imitación del desierto/pasaje comercial y, sobre todo, el New York, New York y el Paris, con sus imitaciones en cartón piedra de la estatua de la libertad, Broadway, la torre Eiffel, el Louvre, etc. Es todo descomunal de grande, pero ridículamente pequeño si lo comparas con lo de verdad. Os dejo algunas fotillos para que juzguéis vosotros:

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Si te olvidas de eso, en Las Vegas te lo puedes pasar quetecagas. El día que estuve yo actuaban an la ciudad gente como Tom Jones, Bob Dylan, Celine Dion (pal que le guste), Boy George (como DJ, claro) y mucha gente más. Así, si se puede uno ir a las Vegas, pero nuestro como presupuesto estaba más pelao que el culo de un mono, así que nos contentamos con ver los pósters.

De vuelta al hotel, saludamos a Merlín y nos sumergimos en las tragaperras, que como había cientos (os juro que no exagero) parecía que podía ser divertido. Lo único reseñable es que a las 4 de la mañana había algún abuelo de 80 años corriendo de máquina en máquina con la mujer detrás sujetando la maceta de plástico llena de monedas y, ojo al dato, empujando la bombone de oxígeno del caballero, que estaba con las manos ocupadas dando a los botones y sujetando el whiskicito. Con dos cojones.

Lo bueno que tiene Las Vegas es que los único que quieren de tí es que juegues. Por eso, los hoteles está tirados de precio (pagamos 65$ entre los tres por la habitación, que además estaba bastante bien) y en los casinos la bebida es gratis. Por supuesto, el whisky es matarratas, pero la cerveza viene en botella, así que mientras echas la partidita, la camarera te infla Heineken por la patilla. De cuando encuando, te tienes que currar alguna propina, porque si no te comes los mocos, pero por lo demás es un gran invento.

Una vez que descubrimos lo coñazo que son las tragaperras de allí (eso y que hay que tener un master para entenderlas) y que ya llevábamos 3 o 4 tercios verdes en el coleto, decidimos que ya estaba bien de mariconadas, y que nos teníamos que sentar a jugar en una mesa. Como estábamos en el primer día de un viaje de 15, nos pusimos un tope de 20 dólares para quitarnos la tontería de jugar, y una vez perdidos, a la cama. El Black Jack no se ajustaba a nuestro presupuesto, porque a 5 pavos la mano íbamos a durar 4 manos, así que las chicas se sentaron en la ruleta. Yo, que no tenía ni puta idea, me puse a mirar hasta que ví que sólo hay que esparcir tus fichas por la mesa y el colega decide cuantas te devuelve, así que me senté y empecé a mover mis tropas por el tapete como en el risk.

Os explico: la ruleta es un juego divertidísimo que consiste en que el croupier les quita el dinero a todos menos a mí, y con una pala muy maja se dedica a hacer montones de fichas delante mío. Despues de jugar algo menos de una hora, había acertado el número exacto cinco veces y tenía delante mío algo más de 160$. De pobre no me sacó, pero me quedé como dios. De ahí a la cama, que eran las 5, iba servidito de heineken y a las 8 tenía que estar en planta para conducir 6 horas.

2 Comentarios:

At 21 abril, 2005 14:21, Anonymous Anónimo said...

Que sepas que llevo poniéndome al día en tu blog como una puta hora y tol tiempo descojonao... Acerca de Las Vegas sólo me han quedado un par de dudas:
1. ¿Os casasteis en una ceremonia oficiada por Elvis?
2. ¿Vísteis a Gil Grissom por allí?

Por aquí se te echa de menos, chiquitín

 
At 23 abril, 2005 00:02, Blogger Carritron said...

1 No, pero la coña estuvo ahí. La otra chavala decía que lo podíamos hacer en plan de coña, que a la vuelta a casa no tiene validez. Yo dije que no, y ell debió pensar que es porque no quiero tomarme a coña eso, que si lo hago lo hago bien. Yo, sin embargo pensaba "¡quita, quita! Y si vale, ¿qué?"

2 No, pero yo anduve buscando. Estuvimos por fingir un asesinato a ver si se presentaba allí, pero no cuajó.

 

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