26 abril 2005

Día 3: El Gran Cañón.

Lo primero deciros que en el último post puse dos fotos de la Hoover Dam que no eran mías (obviamente, ya que yo no pillé más que las farolas). La primera foto la cogí de aquí, y la segunda, la que es como la mía pero con luz, de aquí. Se que es una parida, pero para que conste.

En cuanto al Gran Cañón del Colorado, lo primero que tengo que comunicaros aunque el suelo que pisáis se venga abajo, es que no está en Colorado. No señor. ¿Para qué iban a tener el Cañón del Colorado en Colorado, si lo pueden tener en Arizona, que está mucho más salao? Es un poco como el Mississippi, que no pasa por el medio del estado de Mississippi, sino que hace de frontera con Lousiana y Arkansas (que aquí se pronuncia árkanso, no me preguntéis) en vez de pasar por tol medio, como cabría esperar. En fin, que es un poco como de coña. Como si la Catedral de Burgos estuviera en Badajoz, o como si el Archivo de Salamanca estuviera en Barcelona. Yo les pregunté si el gobernador de Colorado también había tapiado el Cañón cuando se lo quisieron llevar a Arizona, pero no me entendieron.

En cuanto al día en sí, empezó que dio gloria verlo. Me levanté zombi perdido y me fui de cabeza a la ducha, y para cuando salí, las dos mozas andaban a voces como posesas. Tras dos días tranquilitos, me temía lo peor, así que no me quedo más remedio que hacer lo que todo hombre que se precie habría hecho. Me bajé al hall y llamé por teléfono a mi madre, que no sabía de mí desde que salimos del viaje. Tras este golpe de autoridad, dejé claro quién llevaba la voz cantante en el viaje y me fui a desayunar.

Salimos de buena mañana hacia el Parque Nacional, y no vimos el cañón prácticamente hasta que no estuvimos encima. Es una salvajada, porque tú vas conduciendo por la meseta, que está a unos 2000 y pico metros y es completamente plana (en plan Campo de Criptana pero a lo bestia), y ves el otro lado del cañón a lo lejos, que está al mismo nivel y sigue plano hacia el horizonte, y de repente aparece debajo de tí el abismo de Moria pero sin Balrog y con algo más de luz (y de colooor). En la foto no se ve mucho, pero si pincháis en ella, en flickr he indicado donde está el boquete. Lo veréis aún mejor si la véis en grande (¿a que soy listo?).

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Para mí, la palabra que define el Gran Cañón es "pequeño". Así es como me sentí yo durante el resto del día: pequeño. Los que me conocéis ya sabéis que no es el adjetivo que mejor me describe (algún cabrón seguro que ya estaba haciendo el chistecito, ¿eh Juan?), pero os juro que no sé encontrar algo mejor para explicarlo. Por mucho que os cuente aquí, no voy a conseguir que lo que cuente se aproxime a la escala de lo que vi allí. Os lo juro. Yo estaba mirando a aquello y me parecía de coña, como si hubiesen colgado una sábana con un enorme decorado pintado, porque aquello tiene tantos colores y es tan inmenso que parece un cuadro barato. Yo a los 10 minutos de estar allí asomado, creí que el cerebro se me iba a hacer un nudo, así que dejé de intentar abarcarlo y me limité a disfrutar de la vista como un crío de 10 años.

Lo que iba a ser una visita de un rato por la mañana antes de enfilar por el desierto hacia el Monument Valley, se convirtió en toodo el día, parando en cada mirador de la carretera, cogiendo los autobuses gratuitos del parque, etc. Todos los miradores parecían iguales, pero a la vez diferentes, así que a ver cómo cojones no ibas a parar. Una de las veces que nos metimos a los miradores casi nos llevamos a un chacal, que al ver acercarse el coche, ni se inmutó. Estos bichos han visto más gente y más de cerca que los del zoo.

Os deja alguna foto, aunque la mayoría llevan unas semanas en Flickr y algunos ya las conoceréis:

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La calidad de las fotos no es espectacular, que digamos, y encima yo salgo como el culo, pero puede servir para que conste que estuve allí. Si queréis fotos chulas, miráis el google, que hay a patadas. Por cierto, que si esa mirada del chacal no es triste, el bicho disimulaba muy bien para que los turistas le diesen comida. Después de esto entendí que el Oso Yogui está basado en un personaje real, como los telefilmes de antena 3 a las 4 de la tarde. ¿Qué, no os lo creéis? Pues aquí os dejo la prueba:

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Janina con el Guardabosques Smith, que trabajaba duro para evitar que "esos osos se robasen los emparedados", según sus propias declaraciones.

Si no pongo la foto, reviento, pero a mí es que hasta ese día si me hablaban de un cañón, pensaba en el del Río Lobos, que está en Soria:

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Nos costó, pero por fin dejamos el Parque Nacional, y hasta 200 km fuera del parque, el paisaje seguía siendo brutal. Como íbamos hacia la zona de la Nación Navajo, la población de indios iba en aumento, y con ellos las tiendas al pie de la carretera vendiendo joyas de turquesa, camisetas, etc. pero en los puestos más cutres que he visto en mi vida. Peor que los gitanos vendiendo cerezas directamente de la banasta. Eso sí, con señales que decían cosas como "Stop! Friendly indians here!" o "Oooops! You've passed Chief Yellow Horse's pottery!" y "Chief Yellow horse says: Turn around!". Mu salaos. Lo mejor, la camiseta con la foto esta:

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¿Mola o no?

Lo de los Navajo es una putada como una casa. Técnicamente, no son ciudadanos de los USA, porque para eso tienen su reserva en medio del desierto que administran como pueden. Por eso, no pueden trabajr fuera de la reserva, pero a ver quien es el guapo que encuentra trabajo en la reserva. Resultado: salvo los que trabajan en la hostelería cercana al parque Navajo de Monument Valley, los demás viven en cabañas de uralita desperdigadas, que no llegan a formar verdaderos pueblos, a pesar de lo que diga la señal en la carretera. Es fácil de entender por qué el alcoholismo es un problema tan gordo.

De camino paramos en un Sonic a comer la peor hamburguesa que recuerdo, y en 8 meses me ha dado tiempo a probar unas cuantas. En esas estamos, que si vaya puta vida, que si cinco día a hamburguesas y fritangas fritas, que si como en casa en ningún lao, y se nos acerca un hombre ya entradito en la cincuentena, con la misma mirada lastimosa del chacal de por la mañana y nos dice: "Perdón, ¿me podéis dejar algo de dinero? es que soy de fuera, soy de Utah" Con dos cojones. A 20 km de la frontera con Utah el tipo este le va a llorar con eso a una rumana, una alemana y un español, que encima están lamentándose de lo bien que estarían en su casa. En un arranque de generosidad, y después de hacerle esperar 5 minutos mientras iba al coche a por dinero con el corazón destrozado por la dramática situación del colega, se di 50 céntimos. Ole con ole. No lo hice a posta, pero es que era eso o 20 pavos, y eso sí que no era plan. Tras mi despliegue de generosidad desbordante, y viendo la cara de estar flipando que tenían los tres (el de Utah y mis socias), decidí que lo mejor era seguir viaje, que se nos hacía de noche. Y, claro, se nos hizo:

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Por fin llegamos a Kayenta, en plano corazón de la Nación Navajo. En el hotel conocimos a un suizo que hablaba español casi perfecto, además de francés, inglés y alemán. También venía del Gran Cañón, y el colega se había hecho la ruta en helicóptero, que era lo que estábamos soñando nosotros mientras nos asomábamos desde nuestra orilla. Se nos iba un poco del presupuesto, ya que no ganamos en Las Vegas loque esperábamos. El chavalito resultó ser un partidazo que con 32 años estaba acabando derecho en Ginebra, así que decidimos llevárnoslo a tomar unas cervezas. Martin (por lo visto así se llaman todos los suizos del mundo, menos Bjarne Riis que, como todo el mundo sabe, es suizo. Y si no, se lo preguntáis al Iker, que está de testigo) aceptó, así que nos fuimos a preguntar por un bar. En la gasolinera, el cajero se ofendió con la pregunta y nos dijo que desde no sé que año el alcohl estaba terminantemente prohibido en toda la reserva. Entonces yo, en una muestra de habilidad y reflejos, le pregunté que si, ya que no había bares, podíamos comprar cerveza en algún sitio. Me miró mal y me repitió la frase, mientras mis compañeras de viaje me ponían la misma cara que un rato antes con el Utahiano. El suizo ni se enteraba, el cabrón era un empanao como hay pocos. Al final, compramos unas naranjadas y unas patatas fritas para que el señor indio de la gasolinera dejara de mirarnos como a bárbaros incultos y borrachos y, muy dignamente, nos fuimos a la cama.

Supongo que con la prohibición habrán reducido el alcoholismo, pero seguro que hay algún mosco que se conduce los 50-60km hasta el borde de la reserva, llena la camioneta pick-up de birras y whisky y se vuelve a casa con el cargamento. A más de uno conozco yo que el recorrido lo haría andando.

22 abril 2005

Día 2: Cruzando desiertos

Después de dormir un poquillo, abro los ojos y lo primero que veo es esto:

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Por si me había olvidado de dónde estaba.

Ese día nos esperaba la aventura de encontrar un coche para alquilar, porque aún no teníamos nada. Después de patearnos la ciudad, en uno de los hoteles encontramos a una chavala rubia, gorda y gris que estaba más aburrida que un partido del Valladolid. Como lloramos mucho y debía hacer un tiempecito que nadie le hacía sentirse importante, le caímos bien y nos hizo un precio cojonudo, nos regaló la gasolina y el seguro. Ole con ole. Entonces es cuando nos da las indicaciones para llegar al coche. porque el coche estaba también dentro del hotel, pero es que en Las Vegas cada hotel es como Soria, por lo menos. Bueno, igual he exagerado un poco, pero todos son más grandes que Almazán. El caso es que la muchacha gris nos dijo que teníamos que "pasar por delante del sushi bar, girar a la derecha y cuando llegáis a Vladimir con la cabeza cortada, volvéis a girar y ahí está el ascensor que lleva al parking". Bueno, el caso es que nos perdimos un par de veces, porque no encontrábamos el sushi bar, pero lo jodido fue lo del Vladimir decapitado. Andábamos buscando un restaurante de terror o de piratas o algo así (en Las Vegas, todo lo que no es mcDonalds es temático), y nos encontramos con esta maravilla:

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Efectivamente, chavales, "Vladimir con la cabeza cortada" es una estatua decapitada del señor Lenin. Con dos cojones. Está a la entrada de un restaurante ruso en cuya carta aparece como plata estrella "Siberian Nachos", que debe ser mojar doritos en caviar. Como véis, esta ciudad es una maravilla.

Ya teníamos el coche en cuestión (un Dodge Neon, que es lo más barato que se puede alquilar aquí) y nos salió por menos de la mitad de lo que nos costaba alquilar twingos en Tenerife el año pasado, pero con CD, Aire acondicionado, etc. Cada vez entiendo más a la gente que dice que en España a los turistas se les trata como ganao. Y eso que la mitad del país pretende vivir del turismo. Pues eso, que cuando dejen de venir, la culpa será del ministro de turno, ¡¡que pa eso somos Españññia!!.

Una vez relajados por el tema del coche, me acordé de que seguía empalmadísimo con lo de la ruleta, que es ese juego tan fácil en el que se gana dinero como roscos. Pues debe ser que sólo funciona por la noche, porque el caso es que había un negro en chándal gris tipo "Fama" que estaba amontonando fichas delante suyo que aquello parecía un castillo de Lego. Eso, que me limpiaron 25 dólares en 10 minutos. Cristina me sacó a rastras de allí, si no, había desplumao al negro. El muy cabrón daba propinas al croupier, yo creo que ahí había algo.

Para entonces se me había pasado la tontería del juego, así que nos fuimos a dar una vuelta por los casinos antiguos de Las Vegas, los que casi siempre salen en las grandes pelis como, por ejemplo, Cariño, he agrandado al niño (¿Para cuándo un Oscar a Rick Moranis?). A la calle le han puesto un tejadillo, una especie de toldo de metal, pero aún así tenemos al vaquero de neón de toda la vida, al que no me puedo resistir y os calzo una foto suya y otra de un tío que vi desde el coche y que, por algún extraño motivo, me suena un huevo:

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Tras un paseo más o menos corto, nos damos cuenta de que va siendo hora de empezar a tirar millas, que teníamos unas 6 horitas de camino hasta Williams (Arizona), nuestra escala antes del Gran Cañón y donde íbamos a dormir. Al salir de Las Vegas, pillamos un atasco de tres pares de cojones, por lo que disfrutamos del desierto en plan postal. Lo único reseñable del trayecto, aparte de los desiertos, el de Nevada y el de Arizona, se supone que es la presa Hoover, o la Hoover Dam (se tiene que notar que llevo aquí 8 meses), que separa los estados de Nevada y Arizona. En el cambio de estado, tienes que cambiar la hora, que esto es America y para eso tienen cuatro zonas horarias. La presa es la que arregló Supermán en una de las pelis. Ya sabéis, cuando estaba vivo, podía andar y todavía se podía poner en una cabina los calzoncillos de lycra rojos. Pues bien, chicos, esto es lo que se suponía que teníamos que haber visto:

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Y esto fue lo que vimos:

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En ese momento me sentaron todavía mejor las dos horas del atasco de los cojones. En fin, miserias del turismo. Menos mal que para entonces ya habíamos tenido una gran experiencia que hizo que el atasquito no fuera en vano.

Poneos en situación: Estáis en el coche, en medio del desierto, viendo cómo el sol baja especialmente rápido ese día. Justo el día que queréis llegar con luz a la famosa presa. Justo el día que habéis salido dos horas más tarde de lo que teníais pensado porque el cabrón del conductor ha decidido que estaba en racha con la ruleta y os ha hecho volver al hotel a ver cómo pierde miserablemente su dinero mientras un negro gordo y con barba, con un aire al tío Phil pero en chandal gris, no para de descojonarse, amontonar fichas y darle cachetes en el culo a la tía que tiene sentada en el regazo. Ése fue uno de los pocos momentos del viaje en que las dos mujeres estuvieron de acuerdo, pero yo no querría estar en el sitio del conductor, os lo digo yo que lo sé. En ese momento de paz y amor ocurre lo inesperado. Alguien ha decidido encender la radio por no matar al conductor. Después de todo, es el único con los 25 años para conducir el coche alquilado (jeje). De repente, el anuncio que te cambia la vida: El de la Guardia Nacional. El texto es el Credo del Soldado. Leído acojona, pero es que no veas las voces que lo leen en el anuncio de radio.

Mi parte favorita está al final, cuando dice eso de:

I stand ready to deploy, engage, and destroy the enemies of the United States of America in close combat.

I am a guardian of freedom and the American way of life.

I am an American Soldier.


Que, en traducción cutre sería lgo así como:

Estoy listo para desplegarme, combatir y destruir a los enemigos de los Estados Unidos de América en combate directo

Soy un guardián de la libertad y de la forma de vida americana (evidentemente, se refieren sólo a la suya, no a la del resto del continente. por si acaso, vaya).

Soy un soldado americano


No tiene la épica ni el romanticismo del Novio de la Muerte, pero acojona más. Por lo menos a mí.

Os dejo los enlaces para que lo escuchéis u os lo descarguéis, porque merece la pena. Aquí lo tienes en inglés, y aquí en español, que acojona mucho menos, pero es más gracioso porque no se han molestao ni en coger a un chicano de los miles que tienen en el ejército para leerlo, y el acento le da ese toque que tanto te gusta.

Con la tontería nos mejoró mucho el humor, y se nos hizo corto el trayecto. ¿El paisaje de la Route 66 por Arizona? Se supone que es un desierto chulííísimo. Para ver lo que vimos, mirad la última foto, un poco más arriba, y os la imagináis sin luces. Para que nos entendamos, como conducir de Almazán a Soria de noche, pero sin pueblos (total, pa tres que hay...).

En el pueblecito pillamos un hotel por un precio moderadamente bueno, pero aún así más caro que Las Vegas. Nos atendió una buena mujer que respondía al nombre de Erma, y que tenía la mata de pelo más fascinante que he visto en mi vida. Por arriba era corto, y por atrás largo. Hasta aquí, nada que no haya visto antes en este extraño país (como diría mi admirada onthedot). Pero es que era como una masa uniforme de gomaespuma marrón, más compacto que un afro. Algo como Marge Simpson, pero cayendo hacia atrás. Como si pilláis el relleno de un colchón de espuma y os hacéis una peluca. Así. No me digáis que no mereció la pena cruzar el desierto sólo para eso.

Más en esta web

18 abril 2005

La vuelta a América e 15 días. Día 1: Las Vegas (esta vez en serio)

El taxi nos iba acercando al hotel, y nosotros lo íbamos buscando como locos, porque la verdad es que lo que habíamos visto en la página web nos llenaba de ilusión. Porque oye, si vas a Las Vegas, sabes que tu hotel va a ser una horterada, así que decidimos hacerlo bien y elegimos el hotel más hortera, con más colorines y con más white trash de la ciudad. Y eso es un mérito. ¿Nuestra elección? Ya os puse un link en el post anterior, así que algunos ya lleváis días muertos de envidia. Sí, chavales: teníamos la reserva hecha en el Excalibur, el hotel más clasudo de Sin City:

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Como véis, todo un sueño de lujo y buen gusto. Y luego nos quejamos de Benidorm. La entrada se hace a través de una pasarela guardada por dos caballeros con armadura y caballo incluídos (de madera todo, eso sí). Justo encima de la entrada, en una ventana grande de la torre del centro (si pincháis en la segunda foto, podréis apreciar la maravilla) hay un monigote de Merlín asomado que lanza rayos de neón azules y rojos. Y todo esto sin todavía poner un pie dentro del hotel, no me digáis que no me tenéis envidia.

Nada más entrar, te encuentras de morros con toda la decoración medieval en cartón piedra y neón, desde los dos enormes dragones morados de la entrada hasta los cientos de tragaperras medievales. Porque esa es otra: para llegar a tu habitación tienes que pasearte por todo el casino, que es descomunal y está lleno de gente en camisetas, chanclas, gorras etc. bebiendo budweiser y regoldando a la vez que juegan al black jack. Igualito que Biarritz, vaya.

Después de dejar las maletas, nos fuimos a dar una vueltecilla por la avenida principal (¿única?) antes de tontear un rato en el casino y acostarnos. El paseo nocturno es a la vez curioso y deprimente. Os juro que después de una hora andando bajo tanto neón y cartón piedra te entra una desazón rarísima, como de no saber qué coño haces allí. No sé si es porque todos los edificios son auténticos adefesios (de luz y de coloooor, que diría marisol) o porque no ves casas, bares, nada que te recuerde a la civilización. Además, todo el mundo que vi trabajando en Vegas tenía una pinta de amargao que pa qué. Con peinados ochenteros, bisutería, caras y voces más trabajadas que las del Sabina... Mucha felicidad, vaya.

Los hoteles que más contribuyeron a mi depresión fueron el Aladdin con su imitación del desierto/pasaje comercial y, sobre todo, el New York, New York y el Paris, con sus imitaciones en cartón piedra de la estatua de la libertad, Broadway, la torre Eiffel, el Louvre, etc. Es todo descomunal de grande, pero ridículamente pequeño si lo comparas con lo de verdad. Os dejo algunas fotillos para que juzguéis vosotros:

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Si te olvidas de eso, en Las Vegas te lo puedes pasar quetecagas. El día que estuve yo actuaban an la ciudad gente como Tom Jones, Bob Dylan, Celine Dion (pal que le guste), Boy George (como DJ, claro) y mucha gente más. Así, si se puede uno ir a las Vegas, pero nuestro como presupuesto estaba más pelao que el culo de un mono, así que nos contentamos con ver los pósters.

De vuelta al hotel, saludamos a Merlín y nos sumergimos en las tragaperras, que como había cientos (os juro que no exagero) parecía que podía ser divertido. Lo único reseñable es que a las 4 de la mañana había algún abuelo de 80 años corriendo de máquina en máquina con la mujer detrás sujetando la maceta de plástico llena de monedas y, ojo al dato, empujando la bombone de oxígeno del caballero, que estaba con las manos ocupadas dando a los botones y sujetando el whiskicito. Con dos cojones.

Lo bueno que tiene Las Vegas es que los único que quieren de tí es que juegues. Por eso, los hoteles está tirados de precio (pagamos 65$ entre los tres por la habitación, que además estaba bastante bien) y en los casinos la bebida es gratis. Por supuesto, el whisky es matarratas, pero la cerveza viene en botella, así que mientras echas la partidita, la camarera te infla Heineken por la patilla. De cuando encuando, te tienes que currar alguna propina, porque si no te comes los mocos, pero por lo demás es un gran invento.

Una vez que descubrimos lo coñazo que son las tragaperras de allí (eso y que hay que tener un master para entenderlas) y que ya llevábamos 3 o 4 tercios verdes en el coleto, decidimos que ya estaba bien de mariconadas, y que nos teníamos que sentar a jugar en una mesa. Como estábamos en el primer día de un viaje de 15, nos pusimos un tope de 20 dólares para quitarnos la tontería de jugar, y una vez perdidos, a la cama. El Black Jack no se ajustaba a nuestro presupuesto, porque a 5 pavos la mano íbamos a durar 4 manos, así que las chicas se sentaron en la ruleta. Yo, que no tenía ni puta idea, me puse a mirar hasta que ví que sólo hay que esparcir tus fichas por la mesa y el colega decide cuantas te devuelve, así que me senté y empecé a mover mis tropas por el tapete como en el risk.

Os explico: la ruleta es un juego divertidísimo que consiste en que el croupier les quita el dinero a todos menos a mí, y con una pala muy maja se dedica a hacer montones de fichas delante mío. Despues de jugar algo menos de una hora, había acertado el número exacto cinco veces y tenía delante mío algo más de 160$. De pobre no me sacó, pero me quedé como dios. De ahí a la cama, que eran las 5, iba servidito de heineken y a las 8 tenía que estar en planta para conducir 6 horas.

14 abril 2005

La vuelta a América en 15 días. Día 1. Las Vegas.

Creo que después de un mes y pico, va siendo hora de escribir el viajecito en cuestión, porque si no se me va a olvidar y me acabaré inventando la mitad (que seguro que molaría más la historia, pero para eso todos tenemos a alguien en nuestras vidas. Los del Johnny sabéis a quién me refiero).

Al lío. El miércoles 9 de marzo, antes de salir para el aeropuerto de Nashville, nos pasamos por casa de un profesor del departamento de español que había hecho paellas. La verdad es que el tío es más majo que los billetes de 50 Euros, pero es... ¿Cómo decirlo...? Original. Enseña español de nivel básico, y todos los días, al final de la clase, les saca la guitarra y les canta a los chavales canciones representativas españolas como "Eres tú". Y claro, los de mi generación (en concreto yo, qué cojones) asociamos esos temazos a los largos viajes en el 131 con el cassette de mocedades a toda leche entre parada y parada a que el chico vomite, o a limpiar la tapicería, claro. Menos mal que mis padres en algún momento decidieron modernizar los gustos y nos tuvieron dos años seguidos con la cinta del consorcio que alguno de mis infinitos tíos les grabó. ¡Eso sí que eran viajes! Al compás del chaca-cha. Entre eso y la fiebre de la Raya Real, a nosotros no nos quedó más remedio que viajar con walkman, lo que favoreció enormemente la comunicación familiar, como os podéis imaginar.

Bueno, que con tanto flashback me voy del tema: que el gachó toca las guitarras que él mismo construye. Os lo podéis imaginar. Una guitarra española hecha por una americano en Tennessee. Pues eso. Ahora, el tío tiene mucha ilusión. Y precisamente esa ilusión la pone también para las paellas. Total, que al final me comí la paella (incluso probé la vegetariana, que era arroz con calabacín y calabaza, te cagas) y se me olvidó explicarles a los chavales que el arroz se supone que no debe crujir al masticar, y que las gambas, en su estado natural no sólo tienen sabor, sino que también tienen cabeza. Porque ese es otro tema del que ya hablaremos en otra ocasión, pero aquí las gambas sólo las sirven sin cabeza (y sin sabor).

Después de que el profesor Fisher me dedicase delante de toda su clase una versión de "De colores" (momento de profunda carga dramática), salimos zumbando para el aeropuerto. Los miembros de la expedición somos Cristina, la chica rumana que además de ser un monumento coincide que es mi novia, Janina, la chavalita alemana (pero MUY alemana) a la que Cristina le tiene declarada la guerra abierta simplemente porque no la soporta y, en medio, yo. Como véis el panorama para mí no podía ser mejor. Me veía hecho pedacitos por las dos brujas en dos días. En fin.

Antes de facturar, la alemana empieza a dar la brasa conque ella no quiere facturar su maleta, que es nueva, y que quiere que se la dejen pasar a la cabina. Yo le comento que será nueva, pero que había pagado 40 dólares por ella, así que tampoco había que exagerar. Ella empezó a ponerse dramática con que en la maleta tenía todas sus cosas para los próximos 15 días, y sus medicinas y tal. En ese momento, comparo el tamaño de su maleta, un trolley tamaño equipaje de mano (un poco más), con la mía, que era una maleta en toda regla. "Es que calaro, cada uno de tus calzoncillos abulta como dos de sus vaqueros", me dije. Y es entonces cuando miro las dos maletas de Cristina, y me pregunto a ver por qué cojones se necesitan 30 camisetas y 9 pares de zapatos en un viaje de 15 días de los que la mitad son en el desierto. Total, que me pongo cabezón, que es lo que se me da bien, y la convenzo de que lo mejor que puede hacer es facturar la puta maleta, que son profesionales, que bla bla bla. Ella, casi avergonzada, la pasa por el mostrador y yo, con mi ego de macho ibérico por las nubes, me paseo orgulloso por la terminal.

Durante el vuelo a Houston, donde hicimos escala antes de enfilar a Vegas, Janina casi nos funde el celebro leyéndonos artículos de la Newsweek, porque ella es muy política y se lo toma todo muy en serio. Empezábamos bien. Yo, mal que bien, soy un tío tolerante (vamos que eso me la suda), pero a mi lado veía que Cristina cada vez se movía mas nerviosita en su asiento y respiraba más profundo. Al final no pasó nada, pero ya pensaba que la mierda me estallaba en la cara antes de empezar el viajecito. Una vez en Hiuston, descubrimos que el Aeropuerto se llama George Bush International Airport, con lo que la alemana estaba que no cabía en sí de gozo. Lo mejor: la estatua del susodicho delante de las puertas del servicio, que parece que sale de plantar un pino después de días de estreñimiento (la de la afoto es la alemana):

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Como véis, la pose del patriarca es impresionante. Si eso no es la imagen de un hombre liberado de una gran carga, que baje Dios y lo vea. Lo que no sé es cómo no hay aún una réplica en Faluya. ¿O sí lo se?

Bueno, que llegamos a Las Vegas, y lo primero que nos encontramos por el camino a la zona de recogida del equipaje, es una mega sala con tragaperras donde la gente, rodeada de maletas, se deja hasta la dignidad. Yo pensaba que, joder, por lo menos te dejarían llegar al hotel-casino. Pues no.

Cristina y yo recogimos las maletas enseguida, pero la de Janina tardó un rato en llegar. Para cuando llegó la maleta, ella estaba ya histérica perdida diciéndome eso de "ya te decía que no la quería facturar" etc. Pues bien, como ya os habréis imaginado, la maleta de la alemana es la única que han jodido los cabrones de seguridad, reventando las cremalleras, arrancando el asa superior, y perdiendo las llaves del candado. Por si eso fuera poco, le han quitado la medicina que necesita para el oído, porque es sorda del oído derecho y tiene el izquierdo muy delicado. Cuando veo la maleta venir por la cinta hecha un cristo, yo no sabía si descojonarme o llorar. Bueno, la verdad es que lo de llorar no pasó por mi mente, pero ya hice bastante no descojonándome, porque el tema lo merecía. Sólo estuve a punto de venirme abajo cuando cogí la maleta por el asa y me quedé con ella en la mano (el asa), porque la mirada de incomprensión que me echó era de foto.

Tras dos horas y media intentando alquilar un coche para llegar al hotel, desistimos. Es el fin de semana de la NASCAR en Las Vegas y la ciudad es la meca de los garrulos sureños, así que las oficinas de alquiler nos piden más de el doble de lo que nos habían presupuestado por internet. Un descojono. De 300 dólares querían clavarnos 750, y eso sí, teníamos que darles las gracias. Total, que decidimos irnos al hotel, y nos lleva un taxista con publicidad de un puticlub en el techo que estaba viendo el DVD de Blade II mientras conducía.

Otro rato sigo con lo bueno, que este post se me ha ido de las manos y me tengo que ir a tomar algo. Saludos, chavales y otro rato os comento lo de las Vegas, que eso sí que da de sí.

12 abril 2005

Aquí está el famoso correo

Como ya he comentado, el blog este se montó (Me encanta la pasiva refleja. Es tan... tan española. Pero de eso ya hablaremos en otro post) para no andar mandando emails contando mis andanzas a 150 direcciones, porque eso sí que es un coñazo. El caso es que el último que envié no le ha llegado a un montón de gente, que de alguna manera me han hecho llegar la queja. Pues que como soy un vago confeso, os lo cuelgo aquí sin cambiar una coma, y ya no tengo que postear hoy para tener la conciencia tranquila. Eso sí, aquí os lo pongo con fotos "ad hoc".

Haciendo las Américas

Si, damas y caballeros. Dos meses después de abandonar su patria, y casi cuatro desde el último mail, el embajador de Españñia en Tennessee vuelve a dar señales de vida.

Estos dos últimos meses han dado bastante de sí, la verdad. Me he dedicado a hacer las Américas, porque decidí que el campus este en mitad del monte, en un estado como Tennessee, famoso por la música country, donde cada ciudadano tiene derecho a un mínimo de una camioneta pick-up y a un máximo de 5-8 dientes por cabeza, no podía ser representativo de un país que nos ha mejorado a todos la calidad de vida con cosas como los McDonalds, la bomba atómica o los dientes de oro de los raperos (he visto ofertas en gasolineras de 6 dientes de oro por 140 dólares, así que si queréis, ya sabéis que sólo tenéis que darme un toque).

La primera expedición de investigación la hicimos a Nueva Orleans que, cosas de la vida, estaba en carnaval. New Orleans es la ciudad con más índice de crimen de por aquí, y todo el mundo se empeñaba en que mucho cuidadín y tal. Por si fuera poco, dos días antes de irnos pallá, en mi clase de Econometría, el profesor trataba de explicar que hay que tener cuidado a la hora de explicar las relaciones de causalidad y tal, y preguntó en clase: “A ver, ¿dónde muere la mayoría de la gente?” y casi todos los de mi clase: “En New Orleans” y el profesor:”Nooooo, en los hospitales, hombre” Y yo encantado, claro. Al final no es para tanto, siempre que no te salgas del barrio francés, porque es cruzar una calle y se convierte en el ghetto más absoluto.

El caso es que nos plantamos allí para celebrar Mardi Gras. Me habían hablado mucho, pero yo me esperaba un mojón de los gordos. Para mi sorpresa, resulta que es una pasada, con mogollón de gente por la calle, todos bebiendo y tal (eso aquí es un temazo, porque es ilegal incluso llevar la caja de cervezas a la vista, aunque vayas del súper a casa). Una especie de San Fermín en más concentrado, y en yanqui.

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La gracia de la cosa está en unos collares de cuentas de colores, que se supone que los hombres regalan a las chicas a cambio de que estas les enseñen el pechamen. Al final los collares te los dan porque sí, porque les pareces guapo/a o porque les caes bien, pero por si acaso no faltaban mujeres levantándose las camisetas. Si os digo la verdad no vi mucho (iba acompañado) pero lo que vi, casi preferiría no haberlo visto. Los collares te los lanzan desde los balcones, porque las calles del barrrio francés son todas de balconadas a los dos lados.

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Esto de los collares y la carne atrae a especies muy variadas. En primer lugar, a los salidos. Estas con tu cerveza en la calle, tan a gusto, y de repente una cincuentona con un moco tremendo decide mostrar sus tetas caídas a los dos pisos de galerías que tiene sobre ella. En ese momento, y sin saber de dónde salen, aparecen unos 15 tíos con cámaras digitales, los ojos fuera de las órbitas y la lengua colgando a un lado jaleando a la borracha, que se hace de rogar. Al minuto y medio, tú ya no ves nada, porque la susodicha está rodeadísima, y es entonces cuando oyes la sarta de gruñidos y ves la cadena de flashes, como si se estuviera lanzando un penalty en el Bernabéu. Cuando se retira la manada de salidos, la vieja tiene una sonrisa en su cara y está cargadita de collares, tralará. Tú, miras a tu cerveza, le das otro trago y piensas: “jooodeeer… ¡como está el tema!”

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Y mis especímenes favoritos: los integristas cristianos. Cada 20 metros, en cada esquina, había unos 10 o 12 tíos con pancartas de Jesús te ama, y tal, abrasando a todo el mundo y tratando de salvar almas. Y, claro, la gente les vacila. A ver. Tu estás con tu cerveza (es la misma de antes, y todavía está fría porque esto va todo del tirón) hablando con tus colegas, y de repente se te acerca un freak más grande que tú (y yo soy grande con cojones) con la cara llena de granos, una mirada bovina y un enorme chubasquero amarillo con capucha a escala, abierto dejando asomar una enorme barriga. Tú levantas la vista de tu birra pensando que te va a preguntar por algún bar o algo (aún no has podido completar la foto, recuerda que estabas mirando tu cerveza) y el colega va y te suelta: “Hola. Si te murieras hoy, ¿preferirías ir al cielo o al infierno?” esta vez sin pegarle un trago a la cerveza, vuelves a pensar: “jooodeeer… ¡como está el tema!” y le comentas que es que justo justo hoy, pues no tienes pensado cascarla, y el tío insiste, mientras se le dibuja en su cara una sonrisa de superioridad que hace que los granos de los lados de la boca brillen de una forma rara, en que imagines que vas a cascar hoy. Tú tratas de aplicar la educación que recibiste en los escolapios para no faltarle, y de repente te das cuenta de que en los escolapios a lo que mejor aprendiste es a faltar, así que antes de que se te vaya de las manos, te intentas librar de él con el ingenioso truco de darte la vuelta y tirar millas, pero claro, la calle está petada, y tus amigos (en este caso amigas) están ahí descojonándose de la risa y tampoco es plan quedarte solo. En ese momento te vuelves, y le explicas que a ti no te tiene que salvar, porque sólo te estás tomando una cerveza y, además, eres católico. En ese momento, al sujeto, que es presbiteriano, o episcopaliano, o mariano mariano, se le dibuja un gesto de lástima. ¿Católico? Tú asientes, le das una palmadita al chaval, y, bueno, ya sabéis, traguito a la cerveza y bla bla bla.

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Dicen que esos días hay un millón de visitantes. Pues os juro que por lo menos 100.000 eran de los de las pancartas y crucifijos gigantes. Al final resultó que el más friki me tocó a mí, y que la mayoría parecían bastante normales (si haces la vista gorda a los rosarios, camisetas, pancartas y biblias). Estaban alli, y aguantaban pacientemente las vaciladas, las fotos, las pechugas al aire, las pancartas con lemas como “Jesus loves you to show your tits” (A Jesús le encanta que enseñes las tetas) y cosas así. En fin, vivir para ver.

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Por lo demás, estuvimos en un piano bar con dos cincuentonas tocando el piano, y una no paraba de mirarme y guiñarme un ojo, y hasta me dedicó Private Dancer de Tina Turner, lo que hizo que la cancioncita se me quedase en la cabeza un par de semanas. Al final me enteré de que lo que quería era que le dejásemos propina, pero pa cuando me enteré, ya se había pirado. En fin, que eso que me ahorré, aunque yo no quería (ahorrármelo, se entiende). Si es que… en cuanto me sacan de Soria yo es que me desoriento, macho.

Joder, casi lo voy a dejar aquí, porque el mail se me ha ido un poco de las manos, y eso que este es el viaje corto, que fueron 4 días. Cuando os mande el de el último, que han sido 15 y nos hemos recorrido California, Las Vegas, El Cañón y tal… os vais a cagar.

Poseso, que muchos besos, abrazos y demás muestras efusivas, a cuidarse mucho y que sepáis que en dos meses, allá pa Junio, estoy en España y en el paro.

A cuidarse:

Jose (Carri, pal que prefiera)

11 abril 2005

Por qué a los rednecks les mola el country.




El otro día, no me preguntéis como, alguien me comentó algo sobre un tal Toby Keith que canta country. El caso es que el colega, tras el 11-S, decidió que debía poner al servicio del mundo todo su arte, y compuso una canción, "Courtesy Of The Red, White And Blue (The Angry American)" Hasta ahí, aparte del título, nada nuevo, ya que que el mismo Boss hizo lo propio. Pero es entonces cuando escuchas el estribillo de la canción de el tío este de la afoto, ese de "'Cause we'll put a boot in your ass/It's the American way" ("Porque te vamos a poner una bota en el culo/Es el estilo américano", en traducción más o menos libre), y empiezas a flipar.

Ni corto ni perezoso, decido que este garrulo merece la pena, y me busco la cancioncita. La letra no tiene desperdicio ninguno; os la dejo aquí.

La verdad es que me recuerda a una cinta de jotas que mi padre llevaba en el coche cuando éramos pequeños (sí, que pasa, una cinta de jotas) y que incluso nos hacía cantar por turnos (cada vez se pone mejor, ¿eh?). En esa cinta, que se llamaba "Arte de Aragón" (ole), venía una jota que decía algo así como que "al que es traidor a la patria/no se debe perdonar/Patria es madre y a una madre/no se debe traicionar". Pues bien, este tío ha conseguido hacer una canción más garrula sobre el mismo tema. Chapèau (o como coño se escriba).

Por cierto, os podéis bajar la canción aquí, pero sólo estará disponible los próximos 7 días, luego el link caduca. (gracias a www.yousendit.com). Que sepáis que fue un exitazo a finales de 2001, para que os hagáis una idea de con quién me juego los cuartos yo aquí. En fin, para que luego nos quejemos del Bustamante.

Para aquellos vaguetes que no pinchen en el link de la letra completa, mi estrofa favorita es:

Hey Uncle Sam
Put your name at the top of his list
And the Statue of Liberty
Started shakin' her fist
And the eagle will fly
Man, it's gonna be hell
When you hear Mother Freedom
Start ringin' her bell
And it feels like the whole wide world is raining down on you
Brought to you Courtesy of the Red White and Blue

Justice will be served
And the battle will rage
This big dog will fight
When you rattle his cage
And you'll be sorry that you messed with
The U.S. of A.
'Cause we'll put a boot in your ass
It's the American way

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08 abril 2005

El Campus de marras

Bueno bueno. Llegó la hora que todos estábais esperando. Después de estar abrasando a la gente vía mail desde agosto y a algún incauto que ha caido por aquí en el último mes, por fin voy a enseñaros imágenes del idílico campus de la universidad episcopaliana esta.
Esta de aquí es la Casa de Españññia, en la que vivo (por lo visto también la dirijo, aunque pintar no pinto mucho):
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La verdad es que no me puedo quejar. El porchecito con el buen tiempo me da la vida, y si no que le pregunten a Iker, que el pobre se pegó allí todas sus vacaciones de visita en los USA, bebiendo Budweiser en las mecedoras. Imagínate que trabajas de 12 a 14 horas al día en una oficina de una gran banco español (no pienso deciros que es el Santander, porque pueden tomar represalias) y el jefe os asigna 10 días de vacaciones en septiembre, sin ni siquiera intentar convencerte de que ha sido idea tuya y de que es lo que mas te conviene. Ahora imaginaos que esos 10 días decidís iros a ver a vuestro mejor amigo, que está en Hollywood. Bueno, está en Tennessee, pero desde lejos nos suena parecido. Y ahora imaginaos que una vez allí, vuestro amigo no tiene coche y no os podéis mover de un porche metido en el bosque durante los 10 días que dura la visita. A que ahora sí que tenéis envidia del Iker, ¿eh? Eso es viajar, y no lo del Labordeta.

Desde las famosas mecedoras hice esta otra foto, un domingo a las 5 de la tarde:
DSC03163

Eso, que no sé si se ve bien, son tres ciervos pastando al otro lado de la calle. Yo no se si es que aquí son más civilizados o que cogen más el coche o qué, pero si en mi pueblo uno de estos venaditos se acerca a menos de 200m de alguien, se puede oficialmente dar por jodido.

Por último, y para no aburriros, os coloco una fotito de la capilla, que construyeron copiando la de Oxford, sólo que esta tiene unos 60 años (toda una antigüedad en este país)DSC03458
Es un descojono, porque la piedra es más falsa que judas, y si andas por el porche ver las vigas de hormigón y las tuberías por el techo. Hasta el polideportivo, que es de 1994 lo han construido con piedra de esa de pega, y el resultado es un pegote de tres pares de cojones, claro.

Venga, que no os aburro más por hoy. Por cierto, si queréis ver más fotos, pinchad en cualquiera de las de la columna de la derecha, y accederéis a mis álbumes en flickr. No es nada del otro mundo, y tengo pocas fotos, pero algunas merecen la pena (casualmente no las he sacado yo, pero ha sido con mi cámara, que conste).

Recibida ayuda de los Caballeros Techie

Bueno bueno, parece que al final lo he conseguido. No es que me haya hecho un hacker, porque sigo siendo el mismo zarpas de siempre. Me ha bastado aplicar la máxima que guió mi infancia desde La Bola de Cristal: "Solo no puedes, con amigos sí". Pues eso, que como llevaba dos días loco por aprender a meter más de una foto en un post, al final me decidí a consultar en el foro perfecto:El Blog de Enrique Dans. Enrique fue profesor mío en el IE, y es un tío que está enamorado de la tecnología, (más bien de lo que ésta puede ofrecer, vaya) pero que se preocupa de que hasta los zarpas como yo le entendamos cuando habla. Como además me consta que le encanta enredar con todos los programas, aparatos o servicios que caen en sus manos, pues al final calcé a destiempo en su blog un comentario con mi duda y me metí en la cama.
Pues esta mañana (Central time, of course) ya tenía dos respuestas en el correo: una del bueno de Enrique, que encima estaba saliendo de viaje y otra de Araucaria, que me han resuelto el cacao.
Este espíritu de colaboración me mola. Al fin y al cabo, yo con Enrique tampoco mantengo mucha relación más allá de leer su blog, y de Araucaria es la primera vez que tengo noticias. Pues bien, a mí que me cuesta días contestar a los mails de mi propio padre, me han contestado en horas. Con un par.
Supongo que después de postear y comentar, ya soy casi un habitante de la blogosfera
Pues eso, que gracias.

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06 abril 2005

Mi nueva guía espiritual



Ya sabéis que lo que intentaba con este blog era haceros sentir la experiencia delo que es vivir una año en territorio yanqui, aunque solo me queden dos meses. Pues bien, ayer encontré el blog de una chavala, también de madrid, que tuvo la misma idea que yo, pero unos 10 meses antes. La verdad es que empezar un blog sobre tu año en USA dos meses antes de volver a casa parece una gilipollez, pero ya os he comentado que desde pequeñito mi padre achacó este tipo de cosas al tamaño de mis huevos.
En fin, que el blog es un descojono, que la autora ha recogido casi todo lo que quería haberos contado yo, pero posiblemente mejor de lo que yo hubiera podido, porque el estilo, la ratranca y el humor que tiene me tuvieron dos horas leyendo y descojonándome. Es fresco y mordaz (joder, parezco del tentaciones), y os lo recomiendo a todos. Estoy enganchado y me declaro fans, pero fans fans.
Si no cierro el mío es porque aún tengo que contaros alguna historia, y porque cuento con la ventaja de que ella está en NY, y claro, da menos juego que Tenessee, donde va a parar.

En fin, por si no lo habéis pillado, que os paséis por el diario de una au pair bollo en USA, que merece la pena.
 Posted by Hello

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05 abril 2005

Mapas que hablan solos...

La verdad es que cuando digo que aquí son un poco gañanes, siempre me queda ese resquemor de pensar que estoy soltando la garrulada de "en mi pueblo lo hacemos mejor" cuando no toca. Y es que en este país encuentras los ejemplos a seguir en muchísimos ámbitos (vale, y a no seguir también, pero no me desviéis del tema), desde modelos económicos y de negocios, hasta medios de comunicación, música, cine, etc. y, claro, te parece un poco mal venir de Soria a explicarles cómo hay que hacer las cosas. Pero en serio os lo digo: no sé si es que la boina está mejor diseñada que la gorra de budweiser, pero es que los de pueblo de aquí son ,muy, pero que muy garrulos (rednecks, vaya).
Y claro, así se explican muchas cosas. Entre ellas, como dije, los resultados de las elecciones de Noviembre. Basta con echarle un vistazo al mapa político de las elecciones para ver que a bush lo apoyan precisamente los de pick up, porque en cuanto sales del Sur y de los desiertos, el mapa está azul. El tal Robert Vanderbei además pone el mapa de los estados a favor de la esclavitud justo debajo del de noviembre y a uno, que siempre se le daban bien los pasatiempos de buscar 7 errores que venían en el don miki, le cuesta distinguir...
En fin, que no es de extrañar que algunos en los estados de Norte anden cabreados como monos. Sólo el nombre del sitio ya acojona.
Resumiendo, que yo siempre que pensaba en EEUU, pensaba en NY, Boston, Washington, LA, San Francisco, etc. Los que están en azul, vaya.

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